La raíz de todo, el comienzo, está en la respiración. Siempre estuvo ahí. Por mucho que nos liemos con todo lo demás.
Ahora estamos comenzando suavemente nuestras sesiones pero en ellas no hay asanas. Acaso puedes hacer una sesión de yoga sin asanas? Llevamos dos semanas así, asi que parece que sí se puede 😉
Si identificamos el yoga con las posturas, podemos tener el riesgo de olvidar que es realmente nuestra práctica de yoga y cual es su clave, su raiz, que no son las posturas, si no la respiración.
Por eso hemos estado despertando a la respiración abdominal. Al respirar con el abdomen hemos comenzado a mover la energía de esta zona, el segundo chakra, que despega nuestra parte emocional inconsciente, asi todas las cosas que hemos traído como la rabia o la tristeza de algo sucedido en el dia pero que no se ha registrado en la conciencia, con esta respiración empieza a coger cierta perspectiva a «despegarse un poco» y aparece una sensación de alivio pero no sé muy bien por qué.
Todas estas emociones inconscientes despiertan pensamientos. Pensamientos teñidos de tristeza o de frustración y al soltar esas emociones con la respiración ya no aparecen tanto estos pensamientos.
Desde la respiración, muevo la emoción y desde la emoción, la mente. Mi mente se vá despejando, hay mas espacio entre los pensamientos, puedo estar mas en el presente, puedo estar mas consciente. Puedo sentir mejor mi cuerpo y ver realmente como está.
Así desde la respiración, hemos movido las emociones y hemos dado mas claridad mental y así mas posibilidad de atención al cuerpo.
Con esta atención en el cuerpo, desde esa raíz respiratoria, pasando por todo lo demás, es un buen momento de comenzar a hacer las asanas. Con todo el equipo. Así si.
Namasté.