Me encanta el verano donde me encuentro nómada saltando de un lugar a otro y no existe el tiempo, es una experiencia totalmente liberadora.
Me encanta la vuelta. Encontrarme de nuevo con mi hogar, pausarme.
El verano me dá ideas para las sesiones. Esta época estival es como el polvo sobrevolando de un lado a otro sin orden alguno que ves cuando le dá la luz. La vuelta al hogar la siento como cuando poco a poco ese polvo se vá posando en el suelo hasta quedarse en quietud, todas las ideas creadas en el movimiento del verano; encuentran su lugar.
Días antes de comenzar las sesiones, experimento entusiasmo e ilusión que voy dejando en cada nuevo cambio que hago en la sala. Es un buen momento, estos dias son importantes como parte de las sesiones que luego tendremos.
Y comienzan. Y las ideas creadas, posadas, empiezan a crecer a coger orden y lugar en mi cabeza y en mi práctica para florecer en las sesiones. Y estoy exactamente donde debo estar. La mayor plenitud:)
Comenzamos de manera gradual por las personas que no encontraron la práctica en las vacaciones. Hemos empezado por la esencia del yoga: LA CONCIENCIA EN EL CUERPO porque el yoga es algo que hacemos con esta herramienta y lo mas importante es saber como está y ubicarla, sin juzgar ni exigir, así en las posturas sabremos localizar y trabajar cada parte del cuerpo y conectarlas entre ellas.
Después hemos trabajado con otro elemento inherente a la práctica que es la RESPIRACIÓN que si añadimos a las posturas posteriormente nos permitirá hacerlas sin esfuerzo. Una postura de yoga sin respirar no es yoga.
Estas dos conciencias son clave para una práctica correcta, poco a poco vamos añadiendo el resto de los elementos de las asanas como son EQUILIBRIO, ESTIRAMIENTO, FUERZA, QUIETUD y TÉCNICA.
Hemos empezado por el principio 🙂