Yoga en verano

Siempre en verano cambiamos nuestro ritmo.Nuestra rutina.

Esto es bonito pues nos hace sentir vivos. El verano es una época para el exterior. La naturaleza ha florecido y nosotros la imitamos. Por eso se recomienda no tomar grandes decisiones en esta época ni tampoco ser excesivamente trascendentales…

Este verano me muevo mucho, pero mucho mucho y veo que mi sesion de yoga me acompaña en ese movimiento. No tengo un lugar fijo ni tampoco una hora concreta, dejo que el yoga aparezca espontánemente en el día. Pero siempre acudo al exterior(cuando el tiempo lo permite, en San Francisco mas dificil…).

En la playa me gusta mucho hacer yoga. Considero la arena y el cesped las mejores colchonetas yóguicas… ayer lo hice despues de bajar la marea sobre arena mojada(benditas playas del norte…) el frescor de la tierra, especialmente sobre la parte posterior de mi cuerpo, fué un factor mas que me dejó disfrutar de mi presente.

En zonas montañosas tambien se disfruta especialmente el yoga. Una sesión en lo alto de una montaña nos hacer ver nuestros egos algo mas pequeños y las respiraciones son mas fáciles…

Dentro de mi sesión me encuentro intuitivamente con mas asanas  hacia fuera, mas para conectarme con ese lugar que me rodea, como para impregnarme de él.Lo practico con los ojos abiertos, para llevarme esos bonitos lugares al invierno tranquilo y de quietud.

Tambien en este verano estoy encontrando a mucha gente en mis sesiones. He hecho yoga con varias personas desde que empezó el verano, algunas se unen durante mi sesión, otras me piden hacer yoga con ellos y en este yoga social tambien encuentro una bonita conexión con el exterior.

Conexión con el exterior a través de las asanas, los lugares y como siempre, las personas.